Un año más y en esta ocasión suman cuarenta desde ese trágico 2 de octubre, que en la memoria de muchos, sigue como si hubiese sido ayer. Contaba con trece años cuando sucedió el movimiento estudiantil, que con sangre, fue cortado de tajo por las fuerzas del poder en turno. Estudiaba secundaria y por esa razón, no se si soy de esa generación o solo me siento de esa generación, sin embargo, ese año lo recuerdo claramente, me leía casi todos los periódicos, los cuales se alineaban a la visión gubernamental: la conspiración comunista orquestada por extranjeros y apoyada por apátridas internos, que solo buscaban el derrocamiento del gobierno e instaurar una dictadura. Solo había un noticiero en la tv el cual le dedicaba unos cuantos minutos a los acontecimientos relacionados con el movimiento y claro, con la argumentación oficial (ningún espacio para los estudiantes).
Que puedo escribir que no se haya dicho ya, por esa razón me gustaría referirme a lo que en mi apreciación ha cambiado o no de ese año a estos tiempos.
¿Ha cambiado la situación política de México?
Considero que ha habido avances sustanciales en cuanto a que ya no existen partidos proscritos y que todas las tendencias pueden tener representación. Pero de que puedan a que se permitan, hay un abismo aun infranqueable, en esos años el partido del gobierno ni siquiera necesitaba hacer fraude (el fraude en si, eran ellos) electoral, en la actualidad, toda la fuerza de los poderes fácticos con métodos ilegales, se unieron para sembrar el odio y el temor entre el electorado, para impedir (haiga sido, como haiga sido) que “el peligro para México” llegara a la presidencia.
¿Hay mayor libertad de expresión?
Eso es innegable, existen más y mejores periódicos y semanarios, ahí sí todas las tendencias expresan lo que de su ronco pecho les sale sin ninguna limitante, lo que no ha cambiado, es la alineación de la mayoría de los medios, hacia la línea gubernamental en turno, los leo, veo y oigo y absolutamente son idénticos los epítetos (salvo lo de la conspiración comunista) que soltaban en 1968 contra el movimiento estudiantil y ahora contra toda disidencia o movimientos sociales que se contraponen a las políticas neoliberales, ya sean los ejidatarios de Atenco, los de la APPO en Oaxaca, los maestros de la CNTE o el movimiento Lopezobradorista, de los cuales dicen: divisionistas, protofascistas, antidemocráticos, chillones, “pueblo bueno”, desestabilizadores, chantajistas, agitadores, golpistas……. Y así hasta la nausea; basta ver Tercer Grado, esta noche en Hechooooosssss, a Lola de la Vega, Cadena 3, leer Milenio, Crónica, El Universal, escuchar Radio Formula, Imagen, La W, etc,etc. para comprobar este dicho.
¿Y las voces disidentes?
Se les calla con eufemismos, ejemplos dos: Carmen Aristegui y José Gutiérrez Vivó.
¿Quién cambió?
Luís González de Alba, uno de los principales líderes del 68 y autor de uno de los libros más importantes sobre esos acontecimientos, Los días y los años, convertido ahora en un acérrimo critico de sus excompañeros y de cualquier movimiento social que tenga el menor olorcito de izquierda, vitupera con odio infinito a las marchas que se han realizado a raíz del fraude electoral, les dice cualquier cantidad de cosas que los comunicadores a favor de Díaz Ordaz se sonrojarían.
¿Quién no cambio?
Paco Ignacio Taibo II, corrijo, si cambió pero como los buenos vinos, hoy es mejor, congruencia absoluta, punto.
Dos de octubre no se olvida, para terminar transcribo algo que escribió PIT II:
“El 68 no se olvida, es patrimonio de los mexicanos que han hecho de la memoria, falsa o cierta, memoria prestada u original, un recurso de orgullo para sostener la resistencia. Resumo para mí mismo: no se olvida, porque no nos da la gana. Y porque no queremos olvidarlo.
En otros países celebran las victorias, en México se celebra la honrosa derrota. En el país de la transa, el negociado tortuoso, la venta al por mayor de las nalgas y el alma, la traición como una de las bellas artes, el abandono de los principios por desidia, agotamiento o deudas múltiples de la renta, se festina la irredenta terquedad del golpeado que vuelve, una y otra vez, de la lona para ganar la gloria brevemente ante el marrano Estado que juega sucio.”
Que puedo escribir que no se haya dicho ya, por esa razón me gustaría referirme a lo que en mi apreciación ha cambiado o no de ese año a estos tiempos.
¿Ha cambiado la situación política de México?
Considero que ha habido avances sustanciales en cuanto a que ya no existen partidos proscritos y que todas las tendencias pueden tener representación. Pero de que puedan a que se permitan, hay un abismo aun infranqueable, en esos años el partido del gobierno ni siquiera necesitaba hacer fraude (el fraude en si, eran ellos) electoral, en la actualidad, toda la fuerza de los poderes fácticos con métodos ilegales, se unieron para sembrar el odio y el temor entre el electorado, para impedir (haiga sido, como haiga sido) que “el peligro para México” llegara a la presidencia.
¿Hay mayor libertad de expresión?
Eso es innegable, existen más y mejores periódicos y semanarios, ahí sí todas las tendencias expresan lo que de su ronco pecho les sale sin ninguna limitante, lo que no ha cambiado, es la alineación de la mayoría de los medios, hacia la línea gubernamental en turno, los leo, veo y oigo y absolutamente son idénticos los epítetos (salvo lo de la conspiración comunista) que soltaban en 1968 contra el movimiento estudiantil y ahora contra toda disidencia o movimientos sociales que se contraponen a las políticas neoliberales, ya sean los ejidatarios de Atenco, los de la APPO en Oaxaca, los maestros de la CNTE o el movimiento Lopezobradorista, de los cuales dicen: divisionistas, protofascistas, antidemocráticos, chillones, “pueblo bueno”, desestabilizadores, chantajistas, agitadores, golpistas……. Y así hasta la nausea; basta ver Tercer Grado, esta noche en Hechooooosssss, a Lola de la Vega, Cadena 3, leer Milenio, Crónica, El Universal, escuchar Radio Formula, Imagen, La W, etc,etc. para comprobar este dicho.
¿Y las voces disidentes?
Se les calla con eufemismos, ejemplos dos: Carmen Aristegui y José Gutiérrez Vivó.
¿Quién cambió?
Luís González de Alba, uno de los principales líderes del 68 y autor de uno de los libros más importantes sobre esos acontecimientos, Los días y los años, convertido ahora en un acérrimo critico de sus excompañeros y de cualquier movimiento social que tenga el menor olorcito de izquierda, vitupera con odio infinito a las marchas que se han realizado a raíz del fraude electoral, les dice cualquier cantidad de cosas que los comunicadores a favor de Díaz Ordaz se sonrojarían.
¿Quién no cambio?
Paco Ignacio Taibo II, corrijo, si cambió pero como los buenos vinos, hoy es mejor, congruencia absoluta, punto.
Dos de octubre no se olvida, para terminar transcribo algo que escribió PIT II:
“El 68 no se olvida, es patrimonio de los mexicanos que han hecho de la memoria, falsa o cierta, memoria prestada u original, un recurso de orgullo para sostener la resistencia. Resumo para mí mismo: no se olvida, porque no nos da la gana. Y porque no queremos olvidarlo.
En otros países celebran las victorias, en México se celebra la honrosa derrota. En el país de la transa, el negociado tortuoso, la venta al por mayor de las nalgas y el alma, la traición como una de las bellas artes, el abandono de los principios por desidia, agotamiento o deudas múltiples de la renta, se festina la irredenta terquedad del golpeado que vuelve, una y otra vez, de la lona para ganar la gloria brevemente ante el marrano Estado que juega sucio.”
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