jueves, 4 de octubre de 2007

Marian Mirita

Cuanto sufrimiento se necesita para que reaccionemos, en ocasiones basta uno y ese uno tardó quince días en morir, me refiero a Marian Mirita, inmigrante en España y ciudadano Rumano y ahora del mundo gracias a internet. Después de ver las imágenes de su inmolación , el sentimiento que me embarga es de coraje y me pongo a pensar en los miles de mis compatriotas que cruzan la frontera y que pierden la vida tratando de conseguir un mejor nivel de vida que aquí se les ha negado.
Y coraje por los sentimientos hipócritas de las buenas conciencias, que cuando ya estaba esta persona en el hospital, pusieron anuncios en los periódicos ofreciéndole trabajo a él y a su familia en cuanto se recuperara, siendo que habían pasado más de seis meses mendigando y sufriendo el desprecio, el racismo y la indiferencia.
Que pensamientos y desesperanzas lo embargarían para tomar esa decisión, se convirtió en una más de las personas que tienen la valentía (¿ó la cobardía?), la dureza (¿o la debilidad?) y la lucidez (¿o la locura?) de quitarse la vida mediante el fuego ante los ojos de cientos de personas.Finalmente, el suicidio es una de las pocas cosas que el neoliberalismo no puede impedir ¿Llegará el día en que los políticos prohíban el suicidio?
Prohibido suicidarse podría ser uno de los lemas de las próximas generaciones de los dueños del mundo.

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